Un asunto de familia
Por Roberto Nigrinis
Para el piloto comercial Fernando Izquierdo, el gusto por los automóviles y en especial por los modelos del fabricante alemán Mercedes-Benz es un tema de amor filial, algo que comparte con sus hijos Felipe y Ana María, dos profesionales jóvenes que sacan tiempo de sus agendas para acompañarlo a los eventos organizados por seguidores de la marca y que disfrutan de la afición a plenitud.
El amor por la aviación, las máquinas, la mecánica precisa y los automóviles le viene de familia. Sus recuerdos lo transportan a su niñez, a los días en que su padre, también piloto destacado de varias aerolíneas colombianas, lo llevaba en sus piernas mientras él sostenía el gigantesco timón del viejo Ford 1946 de color verde que tenía su progenitor. Con los años, este vehículo fue vendido, pero Fernando le siguió la pista con la esperanza de volver a adquirirlo una vez reuniera el dinero para hacerlo, lo cual nunca logró, ya que el automóvil desapareció un día sin dejar rastro.
Su memoria también le permite recordar con nostalgia el pequeño Škoda Octavia 1960 que tuvo su mamá y el cual condujo durante años, incluso como encargado de llevarlo al taller de mecánica de los hermanos Ernesto y Ricardo Abello en el centro de Bogotá. Pero sin duda la experiencia de contemplar a sus nueve años a Elsa, la niña que iba a jugar tenis en el Club El Campín y quien llegaba con su padre en un Mercedes 180 Pontón, lo marcó, especialmente cuando alguna vez lo llevaron en el automóvil de regreso a la casa y ese día se prometió a sí mismo llegar a tener un carro así.
Fue a partir de estas experiencias con los talleres como reafirmó su gusto por cuanto repuesto y autoparte veía en su camino; no en vano guarda en su casa una buena cantidad de piezas que pueda necesitar en el futuro para alguno de sus vehículos o para el de un amigo que lo requiera. Con el paso de los años fueron llegando los automóviles Mercedes-Benz a su vida. El primero fue un 230.6 (W 114) de 1974 que fue vendido un tiempo después, al que se sumarían posteriormente otros como el Pontón 219 (W 105) de 1959, un 230 S (W 111) de 1966, un 250 (W 114) de 1969, un 280S (W 108) de 1970, la camioneta 230 E (T123) (versión para el mercado estadounidense), dos unidades de 190 E (W 201) de 1983 y 1992, este último con motor 2.3, y los 280 S (R 107) de 1982, C 180 (W 203) de 2006 y SLK 200 (R 271) de 2009. Cada uno llegó a su vida en un momento preciso y muchas veces sin buscarlo. En varias oportunidades tuvo que hacer maniobras financieras para adquirirlos y en otras ocasiones terminó comprando alguno que interesaba inicialmente a algún amigo y cuyo negocio no se realizó porque este desistió de la compra.
Sus hijos, por su parte, recuerdan con especial afecto la camioneta station wagon 230 E (S 123) en cuya tercera banca invertida hicieron inolvidables paseos familiares, la misma que cuando Fernando la vendió les arrancó lágrimas de profunda tristeza, hasta el punto de que su papá tuvo que buscarla de nuevo y comprarla esta vez al precio que fuera necesario. Para Ana María y Felipe, Mercedes-Benz puede representar calidad, eficiencia, diseño, duración, pero al preguntarles, ante todo significa: ‘papá’.
¿Por qué Mercedes-Benz?
Fernando Izquierdo: Por su calidad, diseño y comodidad de marcha; son deliciosos de conducir, los utilizo todos y los disfruto mucho. Ninguno permanece guardado por mucho tiempo en el garaje y se saca tiempo para pasear en ellos y disfrutarlos.
¿Qué le gusta de esta afición por los vehículos antiguos?
- I.: Es una actividad sana y familiar en la que se disfruta de hermosas máquinas y de personas y momentos especiales.
¿Algo particular en los vehículos antiguos?
- I.: Detrás de un automóvil siempre hay una o varias historias, vivencias y anécdotas de quienes han sido sus dueños y esto es algo que me encanta. Siempre busco conocer algo sobre la historia de cada uno de los vehículos que tengo.
¿Alguna sorpresa al comprar uno de sus Mercedes-Benz?
- I.: Han sido varias, pero recuerdo con alegría una de ellas. Uno de mis vehículos fue encontrado en el garaje de una vivienda familiar donde llevaba guardado más de 25 años. No se podía definir con exactitud su color por la cantidad de polvo y suciedad que lo cubría y se desconocía su real estado mecánico. Sus llantas estaban desinfladas y bastante deterioradas. La gran sorpresa fue que al llevarlo al taller de confianza para ser revisado y luego de ser sometido a un lavado y polichado se pudo comprobar que su estado era impecable. Lo mismo sucedió también con el motor y otros componentes mecánicos, al no requerir más que el cambio de los componentes del sistema de frenos, la puesta a punto del motor, la limpieza del sistema de refrigeración y combustible y el montaje de llantas nuevas. Después de esa revisión, el vehículo obtuvo sus placas de vehículo antiguo.
¿Qué dicen sus hijos de esta afición?
- I.: La disfrutan bastante a su manera y cada uno de ellos tiene su vehículo favorito. Les encanta asistir a los encuentros.
El Mercedes preferido de Ana María es, sin duda, el 280 S (R 107) roadster cuya placa empieza con las letras ANI, exactamente como le dice su papá. Y el de Felipe es el Pontón 190 (W 105), uno de los pocos que hay en Colombia. Esta entrevista, que inaugura la sección Heritage del nuestro MBenz.expert Magazín, ha dejado también la promesa por parte de Fernando de dejarles manejar a sus hijos cualquiera de los Mercedes-Benz de su colección, dejando celos, temores y prevenciones a un lado. Ojalá cumpla.