¡Tiembla Porshe!Mercedes AMG SL (R 232)
La apuesta de Mercedes-Benz, con el lanzamiento de su nuevo y brioso SL, promete sumir a Porsche y su arrogante supremacía de desempeño en una profunda depresión.
Por Javier Rodríguez
Ya no es cháchara ni carreta. El nuevo SL de Mercedes-Benz será lanzado en el primer semestre de 2022, 50 años después del estreno del famoso R 107, acabando con las especulaciones que aseguraban el fin de la clase SL y otras bobadas.
Este nuevo SL será la octava versión de la exitosa, lujosa y deportiva clase de automóviles convertibles, después del 300 SL (W 198), el 190 SL (W 121), el Pagoda (W 113), el R 107, el R 129, el R 230 y el R 231.
Desarrollado por los especialistas de Mercedes-AMG, viene con dos presentaciones de motorización: SL 55 V8 de 4.0 litros (posiblemente la última en ocho 8 cilindros por razones de contaminación) con 476 caballos y 770 Nm de par; y SL 63 con 585 caballos y 800 Nm de par, un poderoso monstruo deportivo, lo cual significa que ya no se verán SL 500, SL 400 o tímidas motorizaciones menores: ahora sólo veremos AMG SL 55 y AMG SL 63 que, por si fuera poco, reemplazarán a los AMG GT coupés y roadster cuya producción mundial finalizó en octubre del año pasado.
Adicionalmente, este nuevo ‘tote’ lleva un chasís 100% nuevo en aluminio con componentes que no tomaron de ninguna versión anterior. Es como si lo hubieran hecho desde cero, ignorando todas las características de las últimas series. Y para que no queden dudas, regresa con la persiana del mítico 300 SL, asientos AMG performance con calefacción de cuello, farolas afiladas en la parte delantera y dispuestas en forma de cuña que le otorgan una estética aún más deportiva, pintura exterior con doce posibilidades de tonos para combinar y también puede adquirirse con un juego de maletas a la medida por cortesía de la marca de lujo Santoni. Las imágenes, el diseño y la tecnología correspondientes al tablero de instrumentos y la cabina interior descrestan hasta a los pilotos de los aviones más sofisticados del mundo en una configuración de sillas más cabrio que roadster, lo que significa que viene en dos+dos (para cuatro personas), aunque sinceramente los puestos de atrás no serán nunca cómodos para adultos y se necesita estar loco para llevar niños en una bestia como ésta.
La gran novedad mecánica está en el eje trasero direccional que a menos de 100 km/h hace que las ruedas traseras giren en sentido contrario a las delanteras y a más de 100 km/h lo hagan en el mismo sentido, junto con unas varillas estabilizadoras activas hidráulicas y unos amortiguadores electrónicos (que de paso jubilaron la desafortunada suspensión ABC), todo lo cual permitirá una excelente estabilidad y destreza en carreteras cruzadas, con tracción total 4MATIC para todas las versiones.
Además, tiene la ventaja de retomar un bonito y silencioso techo de lona en tres colores, muy bienvenido porque la verdad es que las capotas rígidas tarde o temprano generan tanto ruido que termina desesperando a los propietarios y a sus talleres. Según AMG, este techo es 21 kilos más liviano que el anterior, se puede activar a una velocidad de hasta de 60 km/h y se pliega sobre un baúl de 240 litros en solo 15 segundos.
Dice la fábrica que también estarán disponibles más adelante con motores AMG de seis cilindros (AMG SL 53 y AMG SL 43) y un descapotable híbrido enchufable, que probablemente alcanzará los 588 kW/800 CV, lo que significa más potencia con menos consumo.
Y una ventaja adicional: hasta el momento es común ver al Porsche 911 pasar con cierta facilidad a cualquier Mercedes-Benz por las carreteras del mundo, incluso en Colombia, desafiando todas las imperfecciones y errores propios de nuestras vías y también, los límites de velocidad y hasta el sentido común. Pero ahora, con el nuevo SL… ya veremos.